No creí que fuera verdad, de hecho, yo misma me lo había reprochado, era una tontería escribir cosas como esas. Pero hoy descubrí que si está escrito, es porque ha existido, no es una mala broma del escritor.
Hoy descubrí que soy una farsante y una mala imitación. Que no había escrito con verdadera sinceridad, que no había clavado en las hojas lo que yo realmente una vez sentí.
Nunca había sentido realmente el ardor en las mejillas, el calor en la nariz, y el intenso rojo en mi cara, nunca. Pero hoy me doy cuenta de quién soy, de lo que hice, que la chica que escribió esa historia es una farsante, que no transmitía sus sentimientos reales,